Entre los indicadores del calentamiento se destacan el balance energético de la Tierra (Ebaf) y la radiación solar absorbida (Ceres). Si uno entra hoy a estas plataformas, encuentra un aviso que alerta sobre cortes inesperados de energía. Que probablemente forman parte del boicot en marcha contra la Nasa y otros organismos científicos. El boicot contra la ciencia y la educación no es gratuito. Se debe (en este caso) a la necesidad de ocultar el avance de la crisis climática para mantener las políticas actuales de Estados Unidos: no al Acuerdo de París y Drill baby drill. Los científicos han descubierto que el calentamiento se ha acelerado entre 2024 y 2025.
El desequilibrio energético de la Tierra se duplicó entre 2005 y 2019. El sistema terrestre está ganando energía, lo que provoca mayor calentamiento. El negacionismo actúa hoy de manera coordinada y sutil. Frente a esta amenaza, ¿qué podemos hacer como ciudadanos? Dos cosas: informarnos bien y actuar.
A partir de información veraz podemos construir agendas bioculturales que interpreten de una manera innovadora las dinámicas territoriales
Muchos medios se esmeran en contrarrestar el negacionismo divulgando información confirmada y veraz. Cito algunos: Dsmog, que decidió documentar a fondo la industria de los bulos climáticos. Carbon Brief, Grist, The Revelator, Inside Climate News y el portal Mongabay, de gran cobertura en América Latina. Y redes como Oxford Climate Journalism, del Reuters Institute. La mayor parte de estos medios comparten sus contenidos de libre con otras publicaciones.
He aquí una oportunidad para la acción ciudadana: a partir de información veraz podemos construir agendas bioculturales que interpreten de una manera innovadora las dinámicas territoriales y procuren mayor resiliencia entre las poblaciones. Este cambio de enfoque en la acción ciudadana debe promover una reflexión fundamental sobre la cultura. La vida en el centro de las políticas públicas, transiciones justas y nuevas economías para la vida.
Si entendemos que la cultura es la plataforma mental colectiva mediante la cual nos explicamos y transformamos el mundo, esa plataforma cobra especial importancia en momentos como este, en que los sistemas de valores evidencian rupturas que amenazan la estabilidad del tejido social. En días de incertidumbres conviene parar y pensar de nuevo: revisar nuestros sistemas de creencias y valores para encontrar modelos de convivencia más armónicos, sostenibles y justos.