Colombia ha perdido 'décadas de experiencia' con retiro forzoso de oficiales: Whitaker

En un foro sobre Colombia la semana pasada organizado por el centro de pensamiento Atlantic Council varios de los istas expresaron su preocupación por la situación de orden público en el país y la “fuga de talento” que se ha presentado en la fuerza pública. Uno de ellos fue el ex embajador de Estados Unidos en Colombia Kevin Whitaker.

EL TIEMPO lo consultó con posterioridad para ahondar en su preocupación y los efectos a largo plazo que podrían tener las salidas que se vienen presentando en el aparato de seguridad y que en su mayoría han sido decretadas por el presidente Gustavo Petro desde que llegó a la Casa de Nariño.

De acuerdo con Whitaker, Colombia ha perdido “décadas de experiencia” con el retiro forzoso de altos y experimentados oficiales que tardará años en recuperarse. Algo que, según el ex embajador, no tiene precedente.

Whitaker arranca por resaltar lo obvio: que todo gobierno, incluido el de Petro, tiene derecho a escoger el liderazgo que más le parezca para las fuerzas públicas que encabeza.

“El control civil de los militares es un concepto central de la democracia institucional. Los cambios en el alto mando al inicio de las istraciones son comunes en Colombia, y este también fue el caso con el Gobierno actual”, dice Whitaker.

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Sin embargo, apunta, “durante el último año se ha producido una pérdida sin precedentes de oficiales superiores en las fuerzas militares y policiales”.

“Las razones de esto varían, pero haría tres observaciones. En primer lugar, bajo Petro han dejado el servicio más oficiales de alto rango (coroneles y generales) de lo habitual. En segundo lugar, la decisión de destituir a los oficiales porque han sido investigados puede llevar a la destitución de los comandantes más eficaces de Colombia. Y si bien, en la medida en que esto tenga como objetivo enfrentar la corrupción y los abusos de los derechos humanos es comprensible y bienvenido, al menos algunos de los jubilados forzados fueron separados simplemente por tener en curso una investigación. Y en ese sentido, vale la pena destacar que, bajo la ley colombiana, cualquier acción militar que resulte en muertes es investigada por lo que cualquier oficial que haya comandado tropas en combate probablemente fue o será investigado”, advierte el ex embajador.

Finalmente, añade Whitaker: "Las preocupaciones tantas veces expresadas por la istración Petro sobre las unidades de inteligencia en todas las fuerzas han llevado a una pérdida significativa de capital humano”.

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De acuerdo con el ex funcionario, el retiro de tantos oficiales y en tan corto tiempo generan un profundo desafío pues ellos, por definición, han acumulado una gran experiencia y son los mejores capacitados para abordar la compleja situación de seguridad a nivel organizacional y regional en Colombia.

Paralelamente, ascender a funcionarios a puestos para los que no estarían preparados conlleva también un riesgo.

“Colombia -afirma Whitaker- sigue necesitando fuerzas armadas y policiales eficaces y de alto rendimiento. Se enfrenta a amenazas sin precedentes, con grupos armados nuevos y fortalecidos en Colombia y fuera de ella, y con esas fuerzas beneficiándose de mayores finanzas gracias a la enorme cantidad de coca que se cultiva en el país y a la nueva fuente de ingresos del contrabando de migrantes”, explica el exembajador.

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Adicionalmente, señala que los esfuerzos de Paz Total del gobierno Petro son una complicación adicional, pues podrían desincentivar las acciones disuasorias de las fuerzas estatales y al mismo tiempo energizar a los grupos criminales.

Para poner en contexto su preocupación, Whitaker menciona un ejemplo de sus años en Colombia.

“La última vez que visité la base aérea de Tolemaida, antes de dejar mi puesto en 2019, vi decenas de helicópteros Blackhawks en fila en la rampa, almacenados por falta de fondos para mantenerlos. Si mañana Colombia decidiera volver a poner en condiciones de volar esos aparatos, con la cantidad adecuada de dinero, la mayoría de ellos podrían estar en el aire en poco tiempo. No es así con los seres humanos. Se necesitan décadas de experiencia, de aprendizaje, de éxitos y fracasos para formar un comandante militar o policial competente con la visión y el criterio estratégicos necesarios para sobresalir al más alto nivel”, dijo el ex diplomático, que hoy asesora al centro de pensamiento Atlantic Council.

Según Whitaker, la sumatoria de las acciones de Petro y el retiro de otros oficiales por razones diversas, han conducido a que la fuerza pública colombiana haya “perdido muchas décadas de experiencia que llevará años recuperar”.

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La única forma de comenzar a corregir el problema -afirma- es desde la raíz: identificar y capacitar a oficiales talentosos y darles el tiempo para adquirir la experiencia y el criterio necesarios para tener éxito.

En ese sentido, Whitaker le sugiere al Gobierno que cuente con EE. UU. para este proceso como lo hizo en el pasado.

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“El compromiso de Washington con Colombia en cuestiones de seguridad ha sido particularmente sólido, profundo y exitoso. Nuestro entrenamiento ha enfatizado la “integración” (colaboración entre las diversas fuerzas) y ha incluido instrucción a nivel táctico, operativo y estratégico. Todos los mejores oficiales con los que tuve el honor de trabajar en Colombia –como los Generales Alberto Mejía, Carlos Bueno, Jorge Vargas y muchos más – tuvieron la oportunidad de recibir capacitación de EE. UU. Sus carreras fueron una piedra angular de los logros de Colombia en el restablecimiento de su situación de seguridad. Por eso, podemos y debemos seguir siendo socios de Colombia en este esfuerzo hacia futuro”, remata el ex embajador.

SERGIO GÓMEZ MASERI

Corresponsal de EL TIEMPO

Washington

En X: @sergom68