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Opinión
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Fútbol colombiano en efecto retroceso: bien animal y bien humano... (Meluk le cuenta)
Todos sabemos cuándo se quiere provocar. Simple sentido común, simple lectura de contextos.
Neiser Villarreal y Néstor Lorenzo. Foto: Win y AFP
Dicen que el internet y las redes sociales cambiaron el mundo para bien y para mal. Al golpe de una tecla, por ejemplo, aparecen al instante los 32 volúmenes de la Enciclopedia Británica como también las más oscuras de las noticias falsas, los mensajes de odio, el insulto rápido y rastrero, la amenaza, la intolerancia y toda esa fácil banalidad de la maldad.
El internet y las redes sociales, más que cambiar al mundo, amplificaron a más de 300 terabits por segundo al animal humano que le pareciera darle cada vez más la razón a Thomas Hobbes: es malo por naturaleza.
El efecto retroceso en el fútbol colombiano
En este frenesí de a la información (cierta y falsa) y de afán irreprimible de participar en la discusión, el ‘efecto retroceso’ también se amplificó.
El ‘efecto retroceso’ es el fenómeno psicológico que ocurre cuando se rechazan hechos y datos así sean reales, ciertos, evidentes y/o fácticos con tal de no alterar una creencia. Se crea un muro mental que no solo bloquea la información contraria, sino que además incorpora elementos así sean falaces para justificar las posturas perpetuando así la idea del retroceso. El efecto retroceso, dije.
Eso es lo que pasa con los fanáticos sean políticos, religiosos o de fútbol. Igualitos todos.
Entonces, un jugador llámese Chaverra, Villarreal, Soteldo o Memphis Depay provoca y se burla de manera evidente de sus rivales parándose en el balón y, en efecto retroceso, los hinchas de sus equipos y futbolistas y exfutbolistas en solidaridad de cuerpo lo absuelven y recurren a insultos y falacias de falsa comparación: jamás es lo mismo ni equiparable a una gambeta de Ronaldinho o a un túnel de Riquelme o a una chilena de Hugo Sánchez. Evidencia.
Neiser y Chaverra. Foto:Win Sports
Se necesita menos de un dedo de frente para saber cuándo se quiere provocar y cuándo no. Y todos, repito, todos sabemos cuándo se quiere provocar. Simple sentido común, simple lectura de contextos.
Igual ocurrió cuando con falacias argumentativas y explicaciones burdas de futbolistas y exfutbolistas se justificaron las provocaciones de Marino Hinestroza cuando se limpió la boca con la banderola del equipo rival como servilleta, y de Edwin Cardona al besar el escudo de su camiseta para provocar a los hinchas del Medellín...
Marino Hinestroza Foto:Jaiver Nieto. EL TIEMPO
Todos construyen una narrativa fanática de posverdad en su ‘efecto retroceso’ para construir un estado de opinión de percepciones convenientes y no basado en los hechos.
Acción polémica en Millonarios vs. Alianza. Foto:Win Sports
Y ni hablar de las jugadas decididas por el VAR: el lienzo perfecto para pintar el ‘efecto retroceso’ tan grande como es. Ante la evidencia tecnológica (así sea demorada y mal narrada), aparecen las conspiraciones del tamaño de que la tierra es plana, y los hinchas de micrófono y cámara hablado de “robos” y estafas más grandes que DMG, y avalan así a los odiadores que escupen sus aguas negras.
El efecto retroceso con Néstor Lorenzo
Néstor Lorenzo Foto:Vanexa Romero. EL TIEMPO
Y ni hablar del ‘efecto retroceso’ pleno que se constata entre los enemigos y los partidarios de Néstor Lorenzo en la Selección Colombia, o entre los que creen que Millonarios se lo roban sus propios dueños (un contrasentido evidente), o que en Santa Fe la culpa de fallar los goles no es de Mosquera sino del presidente (otra banalidad).
Efecto retroceso: retrocede la evidencia por la creencia. El animal humano siendo bien animal y bien humano...