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La planta resistente, decorativa y fácil de cuidar, ideal para quienes no tienen experiencia en jardinería
La Chlorophytum comosum es perfecta para principiantes gracias a su adaptabilidad y pocos requerimientos.
Su popularidad radica en su fácil mantenimiento y en su resistencia. Foto: iStock.

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Características y cuidados principales
- Tamaño y apariencia: es una planta relativamente pequeña, que no suele superar los 60 centímetros de altura. Tiene hojas largas y delgadas, de color verde con franjas blancas, y puede producir pequeñas flores blancas.
- Luz: prefiere luz abundante pero indirecta. Tolera zonas sombrías, aunque su crecimiento se ralentiza y el color de sus hojas pierde intensidad si no recibe la iluminación adecuada.
- Riego: necesita un riego moderado. El sustrato debe permanecer ligeramente húmedo, pero con buen drenaje, ya que el exceso de agua puede pudrir sus raíces tuberosas.
- Temperatura: su rango óptimo se sitúa entre los 18 °C y los 25 °C. Aunque puede resistir temperaturas cercanas a los 0 °C, empieza a verse afectada bajo los -2 °C.
- Crecimiento: se destaca por su rápido crecimiento, lo que puede requerir trasplantes frecuentes cuando las raíces sobresalen por los orificios de drenaje de la maceta.
Contribuye a mejorar la calidad del aire, una ventaja adicional para entornos cerrados. Foto:iStock.
Ideal para interiores
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- Conexión directa con la naturaleza: cultivar permite a los menores interactuar con procesos naturales de forma vivencial. Sentir el suelo, oler la tierra húmeda y observar el crecimiento de las plantas son experiencias sensoriales que fortalecen la conciencia ambiental y la comprensión de la interdependencia con el entorno natural.
- Transformación en la relación con los alimentos: el cuidado y cultivo de hortalizas puede modificar la actitud de los niños hacia ciertos alimentos.
- Estímulo a la curiosidad científica: el o con plagas, insectos o problemas de crecimiento lleva a los niños a explorar soluciones relacionadas con el uso de abonos naturales, el control biológico y la biodiversidad, según explicó la experta.
- Desarrollo de habilidades motrices y sociales: las tareas propias de la jardinería —como sembrar, regar y trasplantar— mejoran la coordinación motora y estimulan los sentidos.
- Conciencia sobre el valor del trabajo y los recursos: participar en el proceso de cultivo brinda a los niños una comprensión directa sobre el esfuerzo y los recursos necesarios para producir alimentos.
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