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Cañaverales se opone a mina de carbón a cielo abierto que amenaza su manantial en el sur La Guajira

Habitantes denuncian falta de consulta previa y alertan sobre los riesgos de su fuente principal de agua.

Manantial Cañaveral, sur de La Guajira Foto: Comunidad Cañaverales

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Leonardo Herrera Delgans

PERIODISTA12.06.2025 17:04 Actualizado: 12.06.2025 17:04

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Enclavado en la Serranía del Perijá, Cañaverales es un corregimiento conocido por su riqueza agrícola, sus fuentes hídricas y una memoria viva tejida con caña de azúcar, algodón y maíz.

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Leonardo Herrera Delgans

Pero desde hace 16 años, su identidad tranquila ha sido alterada por la llegada de un proyecto minero, que según sus habitantes, amenaza con transformar radicalmente su paisaje y su forma de vida.

El proyecto 'Mina Cañaverales', actualmente promovido por Best Coal Company, filial de la multinacional turca Yildirim Holding, busca extraer más de siete millones de toneladas de carbón en diez años.

Se trata de un proyecto que para algunos se convierte en una alternativa de desarrollo social, buenos empleos y grandes inversiones sociales en una zona históricamente abandonada y golpeada por la desidia oficial y el abandono estatal.

Pero hay otros que no lo ven así, y advierten que se trata de una amenaza para los cerca de 2.000 habitantes de esta comunidad afrodescendiente.

Dentro de las voces que se oponen a la explotación minera en este territorio, es que no solo representa una amenaza ambiental, sino una fractura en su vínculo con el territorio.

Cañaverales es considerada una despensa agrícola del sur de La Guajira. Foto:Suministrada comunidad Cañaverales

“Esto no es solo una mina. Es nuestra vida, nuestra agua, nuestros cultivos y la memoria de nuestros mayores”, expresa Geania Gámez, lideresa del Consejo Comunitario Ancestral Los Negros de Cañaverales.

Gámez recuerda que la comunidad nunca fue informada adecuadamente ni consultada, como lo exige la ley colombiana e instrumentos internacionales para pueblos étnicos. “Sin consulta previa no hay licencia social”, insiste.

El manantial amenazado

El corazón de la preocupación comunitaria está a menos de dos kilómetros del área proyectada para la mina: el manantial de Cañaverales, que abastece no solo a esta comunidad, sino a zonas rurales de los municipios de San Juan, Fonseca y Distracción.

Canales de riego para cultivos en Cañaverales. Foto:Cortesía comunidad de Cañaverales

A este ecosistema lo cruzan el río Cañaveral, el arroyo Conejo y una red de asequias que alimentan las 3.000 hectáreas de cultivo que conforman la economía local.

“Del agua nace todo aquí: los alimentos, las tradiciones, la vida cotidiana. No podemos permitir que se pierda”, advierte Luna Gámez, joven trabajadora social y lideresa comunitaria. Como ella, decenas de jóvenes han encontrado en la defensa del territorio una forma de reafirmar su identidad y proyectar un futuro más justo.

La comunidad también denuncia afectaciones visibles: ruidos persistentes, pérdida de biodiversidad y una sensación de miedo que ha ido calando con el avance de las exploraciones preliminares.

Una audiencia decisiva

Este sábado 14 de junio, Corpoguajira convocó a una Audiencia Pública Ambiental en San Juan del Cesar, instancia donde se espera escuchar a la comunidad. Para los habitantes, este espacio no es un simple trámite, sino una oportunidad histórica de hacerse oír.

Cañaverales es un apacible pueblo del sur de La Guajira. Foto:Cortesía comunidad Cañaverales

“Pedimos garantías reales de participación. Esta audiencia no puede ser una simulación para avalar un proyecto que ya tiene camino adelantado”, reclama Orangel Moya Ariza, integrante del Consejo Comunitario. Organizaciones de derechos humanos también han alertado sobre la necesidad de observadores independientes que velen por la transparencia del proceso.

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“No somos una zona de sacrificio. Aquí sembramos, aquí resistimos, aquí decidimos”, afirma con firmeza Oscar Gámez Ariza, representante legal del Consejo Comunitario. Para él, el desarrollo no puede significar destrucción. “Nuestra transición ya la hicimos: cultivamos, protegemos el agua, vivimos con dignidad. Lo que pedimos es justicia y respeto”.

Mientras se acerca la fecha de la audiencia, la comunidad de Cañaverales sigue en pie, con la convicción de que defender el agua es defender la vida, y que ningún megaproyecto puede pasar por encima de la autodeterminación de un pueblo.

Este trabajo se basa en testimonios y documentos suministrados por la comunidad de Cañaverales. No fue posible ubicar a los voceros de la empresa promotora del proyecto. EL TIEMPO está abierto a publicar sus respuestas en futuras entregas, en aras del equilibrio informativo.