Así opera la escuela de sicarios de la banda 'La Inmaculada', implicada en asesinatos de concejales en Tuluá

'Chinga' es uno de los sicarios a sueldo, al servicio de la banda 'La Inmaculada'. Estaba en el centro El Redentor, en Bogotá, y de allí se escapó la semana pasada, cuando Tuluá estaba conmocionado porque hasta ese momento eran dos los cabildantes asesinados en el Valle, en menos de cuatro meses: el conservador Carlos Arturo Londoño, y la de lideresa y funcionaria Claribet Ocampo, el 19 de abril pasado.

Estos hechos se suman al posterior crimen del concejal de Jamundí John Freddy Gil, del Movimiento Alternativo Indígena y Social (Mais). Ocurrió el 27 de abril.

(Lea también: Alerta en Valle y Cauca: disidencias tendrían intenciones de secuestrar a diputados).
​
​'Chinga' tiene 17 años, al igual que 'Chingüita', quien fue señalado por la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, como uno de los presuntos implicados en el crimen del concejal Londoño y de la funcionaria Ocampo, afuera del coliseo de Ferias de Tuluá.

Este último fue aprehendido, al tiempo que el alcalde de Tuluá, Gustavo Vélez, aseguró que van cuatro capturas de los presuntos asesinos de Londoño y Ocampo.
​
​'Chinga' es señalado, además, del asesinato del periodista Marcos Efraín Montalvo, el 19 de septiembre de 2021.

(Lea también: El corregimiento del Cauca que se volvió corazón de la coca y fortín de 'Mordisco').
​
​Es que 'La Inmaculada' tiene una escuela de sicarios que son menores, con edades entre los 12 y los 17 años, debido a que si son aprehendidos, la ley es más flexible para ellos así hayan cometan homicidios, debido a que son asumidos como infractores que terminan en centros de resocialización y no en las cárceles colombianas.
​
​La banda aprovecharía que son niños y adolescentes de familias vulnerables, muchos de ellos sin figuras maternas o paternas, de estratos bajos y que se vuelven consumidores adictos a sustancias alucinógenas, entre ellas, cocaína rosa o 2CB, como una manera de manipulación por 'La Inmaculada' o 'La Oficina de Tuluá, como se reconoce a sí misma. La banda está bajo el mando de los hermanos Marín Silva: Édison ('Carevieja'), Andrés Felipe ('Pipe') y Mauricio (Nacho). 
​
​Los atraen con videojuegos relacionados con matar personas para pasar a la realidad, suministrándoles armas de corto alcance.
​
​(Lea también: Ya son 4 los detenidos por asesinatos del concejal Carlos Arturo Londoño y funcionaria en Tuluá).​

De acuerdo con el comandante de la Policía Valle, coronel Giovanni Cristancho, alias Chingua se fugó con otro menor. 

(Lea también: El corregimiento del Cauca que se volvió corazón de la coca y fortín de 'Mordisco').
​
​Se estima que 'La Inmaculada' tiene más de 30 niños y adolescentes en su 'escuela de sicarios'. 

La tendencia a instrumentalizar a los menores de edad por parte de bandas criminales, como grupos delincuenciales organizados y hasta grupos residuales de las Farc o y de la guerrilla del Eln viene registrándose en las últimas décadas. 
​
(Lea también: Un detenido en estación de Policía intentó escapar y al ser recapturado habría sido torturado hasta morir).​

En Cali, los menores son usados para cometer delitos en la ciudad, entre ellos, asesinatos, lesiones, portes de armas y tráfico de drogas, exponiéndolos, además, a que no solo se conviertan en victimarios, sino en víctimas de asesinatos.

Es así que tras el crimen de una menor, de 17 años, cuando al mediodía del 27 de abril de 2023 salía de sus clases en el colegio, a manos de un hombre que la siguió y le disparó dos veces con silenciador en su cabeza, habría un ajuste de cuentas y microtráfico. Este crimen sucedió en el humilde barrio Alto Jordán, también en la ladera de Cali.

Un menor, de 16 años que, con dos adultos, también habría participado en el asesinato atroz de dos hombres, cuyas cabezas fueron arrojadas a vías del barrio Petecuy, en el nororiente caleño, en julio de 2022.

De acuerdo con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre el primero de enero de 2022 hasta el 24 de marzo de este año hubo 575 menores, entre adolescentes y jóvenes, en centros de formación para infractores, solo en Cali. 

De esos 575 casos, 88 fueron aprehendidos por la Policía Metropolitana de la ciudad en este año hasta mediados de marzo. Además, el ICBF reportó que la situación es preocupante, si tiene en cuenta que la reincidencia de adolescentes en delitos es del 19,9 por ciento, en otras palabras, uno de cada cinco menores vuelve a cometerlos.

En 2022 hubo 782 menores aprehendidos en el departamento, según la Policía Valle, de los cuales, 460 correspondieron a Cali.

En 2021 se contabilizaron 846 adolescentes del Valle, en el sistema judicial.

Los principales casos por aprehensiones en el último año fueron por fabricación, tráfico y porte de armas, en un 25 por ciento, seguido por otro 25 por ciento en tráfico de drogas y un 20 por ciento por hurtos.
​
​CAROLINA BOHÓRQUEZ
​CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
​CALI