Aumento en lluvias en Chingaza: ¿cuál es el impacto frente a fantasma de nuevo racionamiento de agua en Bogotá?

Con las lluvias de mayo, los embalses del sistema Chingaza lograron un nivel que le permite a la Empresa de Acueducto de Bogotá descartar plenamente un riesgo de racionamiento de agua el próximo año.

La empresa reportó que ese sistema alcanzó el 60 por ciento de la capacidad y que esto es “muy superior” al nivel que tenía en la misma época de 2023, sin racionamiento.

En la misma línea se encuentra el registro diario de la CAR Cundinamarca, que ayer indicó que Chingaza había llegado al 59,79 por ciento. Puntualmente, según la corporación ambiental, el embalse de Chuza –con una capacidad de 220 millones de m³ y el más importante para Bogotá– estaba en 59,44 por ciento, cuando a principios de abril se ubicaba en 40 por ciento. Ahora, San Rafael, con 70 millones de m³, está en el 60,91 por ciento de llenado.

La noticia la dio el alcalde Carlos Fernando Galán en un corto mensaje en la red social X, en el que publicó una fotografía que, según escribió, le compartieron soldados destacados en la base de Golillas, en zona de Chuza.

“¡Buenas noticias! Este fin de semana, el sistema Chingaza llegó al 60 por ciento de su capacidad. Bogotá está viva”, aseguró el mandatario bogotano.

La crisis de agua que vivió la ciudad entre el 11 de abril de 2024 y el 11 de abril de 2025 ha sido uno de los puntos de tensión entre Galán y el presidente Gustavo Petro, quien había hecho pronósticos catastróficos para la ciudad.

En la misma línea del alcalde, en conversación con EL TIEMPO, la gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), Natasha Avendaño, dijo que desde el lunes en la tarde habían confirmado que los dos embalses en conjunto se encontraban en 60 por ciento.

La gerente también calificó el estado de los embalses, a causa del aumento “generoso” de las lluvias, como “una buena noticia” y dio un parte de tranquilidad sobre la recuperación del sistema Chingaza, con base en “las buenas perspectivas del año hidrológico”.

Avendaño explicó que en mayo las precipitaciones en dicho sistema estuvieron en un 141,3 por ciento por encima del histórico, es decir que las lluvias fueron un 41 por ciento superiores a lo esperado en ese mes. Esta tendencia estuvo antecedida por un trimestre (enero, febrero y marzo) con porcentajes mayores que los históricos.

“Se espera que en mayo, junio y julio haya más precipitaciones, y mayo ya es el primero más fuerte de lluvias (...) pero sobre todo en junio y julio llueve más en Chingaza”, dijo la gerente.

Por este comportamiento hidrológico que se viene dando en ese páramo en la cordillera Oriental, Avendaño considera que en octubre, cuando empieza a descender el nivel de los embalses, se puede llegar con una capacidad cercana al 70 por ciento en ese sistema de abastecimiento de agua que tiene la ciudad.

“Ya estamos entrando (a junio y julio) con un nivel bastante alto, lo cual nos da tranquilidad porque en esta temporada de lluvias deberían, diariamente, subir más esos niveles de almacenamiento y nos da tranquilidad de que, para cuando lleguemos a marzo de 2026, vamos a tener suficiente agua”, afirmó Avendaño.

La gerente incluso indicó: “Este año estamos muchísimo mejor que hace muchos años”, y espera que esa tendencia se mantenga en los próximos dos meses, los más lluviosos en el páramo de Chingaza, que tiene un régimen unimodal.

Hoy, de acuerdo con la EAAB, en la curva guía de almacenamiento, el sistema Chingaza tiene 46 millones de m³ de agua más que el histórico y solo el embalse de Chuza –el más representativo– cuenta 73 millones de m³ más.

Esa mayor capacidad no se ha logrado solo porque está lloviendo más este año, sino también por el ahorro que mantienen los bogotanos.

De acuerdo con la gerente de la EAAB, el consumo promedio en mayo fue de 17,3 m³/s, esto es un metro cúbico menos que lo proyectado por la empresa, aun con cerca de 100.000 s más en comparación con 2023. Un metro cúbico es lo que –según el Acueducto– consume en condiciones normales una población de alrededor de 500.000 habitantes.

“Lo que quiere decir que todos los s, incluidos los nuevos, están consumiendo menos agua. También quiere decir que sí hubo concientización y tenemos que mantener el esfuerzo de conservar esas buenas prácticas en consumo”, señaló.

A todo este panorama del aumento de lluvias en el páramo y el ahorro de los bogotanos se suma que en dos semanas o máximo tres, según Avendaño, estará lista la optimización de la planta de tratamiento Tibitoc, que capta agua del río Bogotá a la altura del municipio de Tocancipá.

Eso significa que, ya con su séptimo tren de tratamiento terminado, la planta tendrá capacidad para entregar 10,5 m³/s de agua potable. Solo falta que la CAR resuelva el recurso del Acueducto por la decisión que apenas le autorizó aumentar la captación en 1,5 m³/s en los meses de lluvias.

Tibitoc, de hecho, salvó a Bogotá de un racionamiento más drástico. Al comienzo de la restricción, esta planta trataba 3,5 m³/s y con la optimización se logró que fuera aumentando la producción hasta representar el 50 por ciento del consumo de la ciudad.

“Las condiciones hoy son muy diferentes y de aquí en adelante: uno, las lluvias han estado generosas, lo que consolidó el año hidrológico y lo que nos permite la tranquilidad de recuperación del sistema Chingaza y las buenas perspectivas del año hidrológico. Dos, tenemos, efectivamente, a Tibitoc, con una capacidad instalada que hoy supera los 9 m³/s, lo cual es la redundancia completa del sistema y que en el pasado no teníamos”, concluyó la gerente.

En conclusión, Bogotá no solo superó en abril el racionamiento de agua, sino que ahora espanta la posibilidad de volver el próximo año o, incluso, en los siguientes a una restricción en el suministro del líquido vital. Pero, además, se espera el aval de la CAR para aprovechar entre 2 y 3 m³/s de aguas de la Ptar Salitre y se trabaja en programas de vivienda que permitirán reutilizar las aguas lluvias.

GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ

Editor de Bogotá

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