Curtiembres en la mira de la CAR por vertimiento ilegal en ríos, van más de 20 operativos y seis suspensiones

Entre Chocontá y Villapinzón (Cundinamarca) hay unos 20 minutos de distancia en carro y funcionan más de 110 empresas curtidoras de cuero de manera legal. Así como esa industria está creciendo de forma exponencial, también lo está haciendo la problemática de contaminación de ríos y afluentes.

Si bien el gremio se ha capacitado y son varios los que acogen los protocolos ambientales para la adecuada disposición de residuos, hay ciertas curtiembres que han emergido de manera ilegal, violando todas las medidas.

De acuerdo con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), desde la Dirección Regional Almeidas y Guatavita se realiza seguimiento a las curtiembres con procesos permisivos (es decir permisos de vertimientos) que operan legalmente y se realizan operativos permanentes para revisar situaciones en flagrancia que no estén cumpliendo.

En el desarrollo de estas acciones, entre 2024 y lo corrido del 2025 se han adelantado más de 20 operativos, y de ellos, se ha ordenado la suspensión definitiva de actividades en seis curtiembres.

El caso más reciente ocurrió en la vereda Chingacío, del municipio de Chocontá, donde, una vez más, se identificó en flagrancia el vertimiento de fluidos directamente al río Bogotá. Según informó la CAR, el líquido que estaban desechando en el afluente no tenía tratamiento y esta era una acción que no contaba con permiso ambiental, lo que se refleja en las afectaciones a los recursos naturales.

En este reciente operativo, liderado por la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental (UIGA) de la CAR, se pudo evidenciar una estructura conocida como “bombo”, con 18 pieles en su interior en proceso de curtido. Estas pieles pasaban por diferentes procesos químicos y los residuos estaban llegando a este importante río.

“El laboratorio ambiental de la CAR realizó muestreos y análisis que arrojaron valores que superan los límites permitidos por la normatividad vigente”, indicó la corporación por medio de un comunicado.

En las inspecciones al sitio se encontraron otras 19 pieles en un proceso conocido como Wet Blue, que consiste en aplicarle a las pieles un pegamento de color azul que usualmente es usado para unir tuberías de PVC. También se hallaron 38 pieles ya curtidas y listas para la venta, maquinaria para todo el proceso e insumos químicos que se usan para alistar las pieles.

“No cederemos en la aplicación de las sanciones, multas y medidas que sean necesarias para evitar que después de tantos esfuerzos por la recuperación del río Bogotá, algunos curtidores incumplan la normatividad ambiental”, afirmó Alfred Ignacio Ballesteros, director general de la CAR.

El hallazgo de este vertedero ilegal y contaminante permitió que las autoridades ambientales confirmaran la afectación a los recursos naturales del río Bogotá, lo que generó la muerte de organismos y alteración en la cadena alimentaria. Esta situación también habría tenido un alto impacto en la economía local, pues con el vertimiento de químicos se afectaron actividades como la pesca y la acuicultura.

“Es evidente que estas malas prácticas generan daños a otros recursos como, por ejemplo, el suelo, pues la descarga directa de aguas contaminadas con químicos ocasiona acumulación de metales pesados y compuestos tóxicos, así como riesgos para la salud humana por la exposición directa a sustancias y la posible alteración de alimentos a través de su absorción por las plantas”, explicó el director Ballesteros.

Aunque este reciente caso ocurrió en los últimos días, al revisar antecedentes, parece que se trata de una situación reiterativa en esa población. 

Específicamente en Chocontá, hace menos de seis meses, otro operativo similar a este dejó el cierre de otra curtiembre que estaba afectando el medioambiente por realizar descargas de químicos directamente a un pozo de alcantarillado sin tratamiento previo. En esa misma jornada, las autoridades hallaron otra curtiembre, esta vez en el municipio de Villapinzón, que también estaba realizando vertimientos al río Bogotá. Este sitio también fue suspendido.

Según información del Plan de Acción Cuatrienal (PAC) 2024–2027, con corte al 31 de diciembre de 2023, la CAR entregó 262 permisos de vertimiento, de los cuales el 18 por ciento corresponde a plantas de tratamiento municipales, mientras que el 82 por ciento se ha otorgado a actividades como “curtiembres, conjuntos residenciales, parques industriales, empresas manufactureras, empresas gestoras de aguas residuales, entidades educativas, entre otros”, se lee en el documento.

Según esta corporación ambiental, el permiso de vertimiento permite hacer un control riguroso sobre la adecuada disposición que hacen las empresas del agua residual que sale de estos establecimientos comerciales. “Es obligatorio cuando se realice uso de las aguas superficiales o del suelo para disponer las aguas residuales”, explica la CAR.

A quienes sean sorprendidos en actividades ilegales como la afectación de los recursos naturales se les podrá aplicar las sanciones ambientales establecidas en la Ley 1333 de 2009, modificada parcialmente por la Ley 2387 de 2024. Los infractores recibirán multas de hasta 100.000 salarios mínimos mensuales vigentes y el cierre definitivo del establecimiento.

Miguel Castellanos 

En X: @LoQueOlvido

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